MI HIJO ES GAY ¿Y AHORA QUÉ HAGO?

Ella, madre de una persona diversa, ha ayudado a otros y ha logrado abrir espacios para hablar del tema.

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Una de ellas, rechazar —o al menos no relacionarse— con quienes no clasifican en su radar social. En otras palabras, las personas LGBT replican la misma discriminación que aplica el excedente de la población. Sin atañer cómo o con quiénes nos identifiquemos. Y mientras algunas personas LGBT sueltan el control arancel por la sociedad y se permiten mayor libertad para explicitar el género a la hora de vestirse, hablar, peinarse o comportarse, otras tantas se sienten obligadas a ajustarse a lo establecido para evitar señalamientos y burlas, o para que les cobren menos duro el acción de ser LGBT. Tener una determinada orientación sexual o filiación de género no salva a una persona de excluir a otras muchas veces de forma inconsciente por motivos de abolengo o clase social, por antonomasia. La gente normalmente frecuenta los lugares que se ajustan a sus expectativas sociales y se relaciona con quienes han pasado por sus mismos colegios, universidades y barrios. Lo primero que hizo para saber cómo becar a su hijo fue agenciárselas información y descubrió que, a pesar de que ella misma tiene amigos homosexuales y amistades de parejas gais cercanas, estaba llena de prejuicios y conocía poco sobre el tema.