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El paisaje se vuelve maravilloso, extraordinario, cambia permanentemente y eso me sorprende.

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Yo pongo cara de qué-le-falta entretanto miro las alfombras y los tapizados. Un gran asiento semicircular forrado en pana bordó y unos visillos de encaje lechoso le dan un toque de realeza al cubículo. Aquí es donde aparece la figura del cochero: nuestra cabeza, nuestro inteligencia, nuestra capacidad de pensar racionalmente. Muéstrale lo mucho que disfrutas pasar tiempo con tus amistades y sobre todo dale a entender que el tiempo en familia para ti es bastante importante. Imagina el caos de sociedad que crearíamos. A algo de nacer nuestro cuerpo registró un deseo, una necesidad, un requerimiento instintivo, y se movió. No te rías de todo lo que dice: Sí, a ellos les encanta que nos riamos de sus payasadas y que estemos muy atentas a cada una de las que dicen. Os animo a su lectura. No permitas que el cochero los descuide.

Por eso veo siempre lo mismo -pienso- por eso me parece aburrido. Este carruaje no serviría para nada si no tuviera caballos; ellos son los deseos, las necesidades, las pulsiones y los afectos. Entusiasmado, salgo a la vereda y me encuentro con el regalo. No te desinhibas demasiado, hazlo tímidamente, que parezca un accidente. Un aceptación Ana Un día de octubre, una voz familiar en el teléfono me dice: -Salí a la calle que hay un regalo para vos. A algo de nacer nuestro cuerpo registró un deseo, una necesidad, un requerimiento instintivo, y se movió. Pero quienes realmente tiran del carruaje son tus caballos.

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Empero para los hombres esto no lo es todo. Por eso veo siempre lo mismo -pienso-, por eso me parece ahíto. No permitas que el cochero los descuide. Entonces voy aun el corralón de la muelle y le ato dos caballos al carruaje. Es un estricto carruaje estacionado justo, justo fachada a la puerta de mi casa. Cada uno es libre de decidir qué es lo que le hace bien y le hace mal cuando de razón-instintos se trata. Yo pongo cara de qué-le-falta mientras miro las alfombras y los tapizados.