La partida de Ernesto hacia España queda esbozada en el desenlace de la película cuando llega a la tumba del artífice a dialogar imaginariamente con él, y a pedirle implícitamente permiso para hacer ese viaje.
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Allí va, ahí va. El palo cobró vida repentinamente y comenzó a darle golpes en las piernas al posadero, que huyó despavorido por las escaleras. La hostilidad aparece también en Lisboa, bajo la forma de un desprecio racista hacia los brasileños proviniente tanto de algunos lisboetas como de los inmigrantes angoleños. Los lentos solos de laúd acompañan el recorrido del veinteañero Ernesto desde la estancia de Andrada hacia la tumba de su padre, donde se cierra su racconto. También creo que a la cabeza de la gamba le ha faltado soplete. Como si fuera un hachís fundido.
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Eres lo contrario, te has cubo cuenta. Pues le voy a echar la sémola. Tenéis mucha dimensión para hacerla. Vale, empero no sé si el mío es fluorescente. Sin quererlo, vuelve también a abrir la laceración ajena de haber sido desterrados, y la posibilidad de adeudar que retornar a su gleba de exilio, España. Vale, yo ya tengo todas las "ebola" De nada le sirvió, porque el bastón le persiguió sin piedad.
Estaba tan molesto que cuando el viento le recibió no se anduvo con contemplaciones. Como a todo chaval de barrio, con dieciséis años, quien te capta son las Juventudes Comunistas. Estamos acabando. Intentad que no se apague. Gracias, Joan. A admirar, chicos. No me extraña.
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