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Ya dentro de mi cascarita, Robert, ayudado por la fuerte luz de la linterna, examinó los cortes que tenía en el rostro. Cierro los ojos alce la explosión y no veo adónde he disparado porque hay demasiado humo en el aire y zulaques que caen y hombres que gritan por todas partes. Pedí una computadora y bajo el título Devuelve amor por odio falsamente escribí: Carolina: Sentiré satisfacción en ser bendito de corazón y espíritu. Tenía sed, mucha sed, pero Danger no lo entendía. Lo disfruté con dolor y rabia, empero ese no era yo. Se limitó a encontrarse con la extraña criatura, desprovista, por otra parte, de cualquier tipo de aparato respiratorio. Soy la asistenta de las fotos tal cual la ves no hay engaños garantizado lo que ves es todo para ti.

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Y ahora la línea de zulaques impacta contra la línea de hombres, y veo que el alcalde cuenta con las manos y luego vuelve la aspecto hacia la carretera vacía que tenemos a nuestras espaldas. Los zulaques han instalado otro lanzallamas en la base de la colina. Pendel negaba ya con la cabeza. Siempre me dice que no entiende qué pasó entre nosotros.

Es de madrugada. No quiero luchar contra nadie. Mi pequeña angelito, mi bebé querido, el Dorian de toda mi vida, estaba sujeto del coche, con su lindos piececillos colgando al abismo, a orillas de otra reducida escalera que conduce a la sala del chalet. Soy la chica de las fotos semejante cual la ves no hay engaños garantizado lo que ves es todo para ti. El alcalde ha abatido al zulaque y me dice: —Con esta ya van dos veces, Todd.

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