El problema es que muchas féminas aseguran que preferirían hacerlo en la oscuridad porque no se sienten a gusto con su cuerpo, pero no lo van a decir.
2. La importancia de ponerse a tono
Noemí intento suicidarse, enamorada sin enmienda de Sergio. En cierta faceta, todavía existe la idea equivocada de que no hay mujeres frígidas sino hombres inexpertos. Comenzó con un asado al aire libre y continuó con baile. No siempre les excitan las mismas cosas, ni todas las posturas son igual de placenteras para ambos ni alcanzan los orgasmos a la misma aceleración de hecho ellas apenas lo consiguen 6 de cada 10 veces. Todos se congregaron en derredor suyo. No durmieron porque, muy tarde, Pedro experimentó poco diferente, cuando ella, con un enorme pene vibrador, lo penetró analmente.
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Bastante pronto, también, éstos empezaron a incitarlos a participar. Ahíta de sexo, se durmió al madrugada. No obstante, al cabo de un tiempo, la curiosidad había prendido en ellos, sobre todo, porque impedidos de participar, solían ser testigos de fiestas a las que no eran invitados y donde, suponían, se concretaban los cambios. Era un arrapiezo alto, musculoso, tostado por el sol. Ahora, las dudas sobre la paternidad aparecían como el castigo de esas extravagantes conductas. Ella revolvió la cucharilla en la taza de café y dijo: — La verdad, no sé.
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Hace tiempo que ellos ya no vienen de Marte, ni nosotras de Venus. El le tomó la mano. Después, continuaron haciendo el amor toda la confusión, en la que Catalina materializó todas sus fantasías, especialmente las orales, que Pedro solía rechazar. Estaban en un pequeño bufé de la zona comercial. Una de cal y otra de arena. Hacía calor.
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Los hombres son, en el abecé, casi tan complicados como nosotras. La voz de Luis Miguel recordaba el viejo bolero. Todos se congregaron en derredor suyo. Las cinco preferencias masculinas A pesar de todas estas peculiaridades a tener en cuenta, también es posible hablar de ciertas inclinaciones que comparten los varones en cuestión de gustos sexuales, vengan del planeta que vengan. Y se dejó llevar.
El problema es que muchas féminas aseguran que preferirían hacerlo en la oscuridad porque no se sienten a gusto con su cuerpo, pero no lo van a decir. Pronto Pedro y Catalina empezarían a conocer y frecuentar a los vecinos y a enterarse de sus peculiaridades. Poco a poco, las barreras se rompieron. En noviembre, a menos de un año de haber llegado al condominio, Pedro y Catalina, cada uno por su lado, regresaron a apartamento de sus respectivos padres.
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