Tampoco un vaso de agua puedo invitarte, porque el agua que tomamos es mala.
Por qué vives en tinieblas, semejante vez te negué mi candela y todas tu pesadumbre nació de mi crueldad. Tierra para sembrar y comer. Agradezcan sus dones, canten su creación, las criaturas todas alaben al Señor. Y trabajo para tener decencia. Si en los vientos tu sientes a Cristo el eficacia que les hace colmar, i la luz de la cristalera transforma tu alma y la llena de paz. Viste después los mares profundos, a tus hijos surcar con ardor y a la fe conquistar nuevo mundo, donde reina la armisticio del Señor. Goza, pues en el cielo dichoso de Jesucristo, trino la clara visión y a tus hijos otorga afectivo Tu eficaz paterna bendición. Ustedes no son pobres.
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