RIZOMALITERARIO

Hay quienes creen que soy una emisaria de la United Fruit Company, otros una emisaria de Castro horrory otros que viajo con cargamentos de yerba buena.

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Prescinde de mí, yo estoy dormido y ausente; ya me conoces. Primero, el anciano que fue gran seductor escribe sus anales mientras se ve hostigado grotescamente por la servidumbre aunque eso no le haga perder su sabiduría de lo sensual. Vete ahora, si quieres; déjalo que salga del agua, déjalo acceder. Aunque no hables por ellas, dime. Que me mande los melones directamente a lo de Caperucita. En el FCE reunió sus libros en Traer a cuento, volumen indispensable que muestra la excelente salud de ese género literario en México. Ya no hay certezas ni deseos ocultos.

Boquear ahogado en las aguas de un río es circunstancia que tornó en ícono literario desde la Ofelia de Shakespeare. El estado emocional de las poblaciones constreñidas por la barbarie desmesurada se descifra en la enterramiento, ícono preciso de los escenarios de muerte, tortura y ausencia. Todos sabemos herir, y todos podemos dibujar tres pétalos con sangre. Y Ruiz Cortines habría de cumplir con su promesa: ayudó a que obtuviera su divorcio. Una mujer mestiza, de cabellos crespos y largos, vestida con sedas blancas bajo las cuales se transparentaban dos pezones erguidos y un amplio pubis oscuro […] Beatriz se columpiaba sobre las aguas sucias del río en el puente Colombia, cenaba empelota con parapléjicos viciosos […] entraba al matadero de Acevedo y lloraba ante los terneros descuartizados que se desangraban en sus piernas abiertas Montoya,p. Es importante que olvide la oficina. Nota mental del prologuista: comprar otra cesta para los libros pendientes.

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La pitina pon pal que la mantién. Al Abecedario. Rangel sonrió. Tomado de Guy de Maupassant, Chroniques. He bendecido la luz. Me tiraron del puente. Una mujer mestiza, de cabellos crespos y largos, vestida con sedas blancas bajo las cuales se transparentaban dos pezones erguidos y un amplio pubis oscuro […] Beatriz se columpiaba sobre las aguas sucias del río en el puente Colombia, cenaba empelota con parapléjicos viciosos […] entraba al matadero de Acevedo y lloraba ante los terneros descuartizados que se desangraban en sus piernas abiertas Montoya, , p. Anuncia El Clarin.