POEMAS MUJER; AMOR Y MUCHO MÁS - AUGUSTO MORALES V.

Marihuana Julia Bourguez

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Apartamento Del pedazo de pan Penden óxidos Miradas pedigüeñas Vagan por la despensa vacía. Gito Minore Desde hace algunos abriles vengo experimentado sueños raros, a veces con personas ya muertas o con personas que jamás he conocido. En base a estos temas y temas similares, han sido tomados en cuenta las participaciones de distintos estilos poéticos, habiéndose basado no únicamente en la calidad de la poesía, sino en la creatividad de tema, técnica y su apego a lo que el festival Grito de Mujer representa. Parte de un estratégico acaso dormita delineado en el iris de uno de sus ojos; y en el otro, el azar es misterioso. Eugenia Elizondo Ya cayendo la tarde comenzaba la jugadera de los cipotes del barrio. Al acabar ya casi el bus estaba lleno de pasajeros, estimados hermanos —dijo, como dice la biblia el que trabaja tiene derecho al pan, así que les pido su colaboración pues mantengo una familia igual que ustedes y que Dios se los multiplique. En género narrativa ha obtenido variadas distinciones en convocatorias nacionales, siendo antologada en ediciones de papel y virtuales.

Mis uñas tienen color de uñas. Yo, en cambio, me vivo entera. El mar nunca he visto, ni sus olas romper, aquí puedo ver la luz de la luna, eso me atrae. Dana Lima 7. Jardín Elena Villacorta Zuluaga Irel Faustina Bermejo

Calaméo - HOMENAJE AL FESTIVAL DE POESÍA GRITO DE MUJER

Iris Violeta Pujols Desde participa de Antologías. Somos las cíclicas, las Aguerridas las que miramos directo a los ojos no acallamos el lenguaje del cuerpo. Senos prohibidos, Aurora de dificultades, y llagas secas secas secaste su rostro besaste sus manos de hielo, de soles de tristeza tristeza callada, ocultada.

Calaméo - POEMAS, MUJER; AMOR Y MUCHO MÁS - AUGUSTO MORALES V.

Jael Uribe Roxana Margarita Navas Cañadas Ahora entiendo que para que haya luz hace falta borrosidad. Silvia Rossi Sé que desde hoy, empeñada en su felicidad, seré mejor. Persigo las langostas en los tomates y los ato a un tutor para que suban. Te doblan el cuello y así pasa el tiempo hasta que te siegan, te arrancan de tu robusta caña, y te llevan sin maña a guardarte. María Elena Sierra Peña