Quedé aterrado.
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Hace unos cuantos años pasé mis vacaciones paseando en automóvil por Texas y Nuevo México en compañía del doctor O. Empero sin ansiedades. Pasaron ocho abriles antes de que se decidiera a proceder por su cuenta. Los madridistas fueron desfilando individuo tras uno al banquillo por acumulación de faltas. Fue así como decidí escribir uno yo mismo.
Últimamente pasé un fin de semana en su granja; observé que tenía en un marco que colgaba de la pared en su puesto de radiotransmisión, en forma que pudiera siempre verlas, las siguientes palabras del Cántico CXVIII: Este es el fecha hecho por el Señor; regocijémonos y alegrémonos en él. Se llamaba Ted Bengermino y época de Baltimore, Maryland. Concentré mi tiempo, mi energía y mi entusiasmo en la venta de esos tarugos. Y partí de viaje, con el espíritu del viejo Ornar: Disfrutemos, así, cuanto antes podamos que el Polvo nos devore ruin; antes que Polvo en Polvo nos volvamos, sin Vino ni Amor Y otro tanto sucede con las amas de casa, veterinarios y albañiles. Su equipo, tras igualar la serie con 2 victorias en las que arrasó, llegó pletórico a Madrid y rozó hacer historia, mandando por aun 10 puntos y viniéndose abajo solo tras el descanso. Ligero empecé a comer toda clase de alimentos, inclusive mezclas extrañas que hubiesen podido matarme.
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Es sólo una frase maravillosa
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